Expertos como la doctora Tara Suwinyattichaiporn, especialista en sexualidad y relaciones, advierten que la falta de actividad sexual prolongada no solo puede incrementar el estrés, sino también provocar problemas físicos, como la pérdida de elasticidad o tamaño en los tejidos genitales.
Este fenómeno, conocido como atrofia vaginal o del pene, puede desarrollarse después de años de abstinencia. Sin embargo, los efectos emocionales, como la ansiedad o los cambios en el estado de ánimo, suelen manifestarse mucho antes, subrayando la conexión entre el bienestar sexual y mental.
El sexo y la masturbación no solo son fuentes de placer, sino también aliados esenciales para tu salud. Estas actividades desencadenan la liberación de hormonas como la oxitocina, conocida como la «hormona del amor», junto con dopamina y serotonina, que ayudan a estabilizar el ánimo, reducir el estrés y combatir la ansiedad o la depresión.
Sin embargo, la abstinencia prolongada puede provocar efectos contrarios. La falta de satisfacción sexual puede aumentar la irritabilidad, generar ansiedad y afectar negativamente la autoestima.
En el caso de los hombres, la masturbación podría ser más beneficiosa de lo que parece. Un estudio de la Universidad de Harvard sugiere que eyacular al menos 21 veces al mes puede disminuir el riesgo de cáncer de próstata en hasta un 33%. Esto se debe a que la eyaculación ayuda a eliminar sustancias dañinas acumuladas en la próstata.
Por otro lado, la inactividad sexual prolongada puede derivar en problemas como la pérdida de elasticidad del tejido genital. Esta condición, conocida como atrofia del pene, puede causar una reducción en tamaño con el tiempo, subrayando la importancia de mantener una vida sexual activa y saludable.
¿Sabías que evitar el sexo o la masturbación por largos periodos de tiempo puede afectar tanto tu cuerpo como tu bienestar emocional? Aunque podría parecer algo inofensivo, especialistas como la doctora Tara Suwinyattichaiporn, experta en sexualidad y relaciones, advierten que la inactividad sexual prolongada puede ocasionar desde niveles elevados de estrés hasta problemas físicos graves, como la atrofia vaginal o del pene.
¿Qué significa esto? Con el tiempo, los tejidos genitales pueden perder elasticidad y hasta reducir su tamaño. Este tipo de alteraciones físicas suelen surgir tras años de abstinencia, pero los efectos emocionales, como la ansiedad o irritabilidad, tienden a aparecer mucho antes.
El sexo y la masturbación no solo brindan placer, sino que también son fundamentales para mantener el equilibrio en tu organismo. Durante las relaciones sexuales, tu cuerpo libera hormonas como la oxitocina (la «hormona del amor»), junto con dopamina y serotonina, esenciales para regular el estado de ánimo y reducir el riesgo de sufrir de ansiedad o depresión.
Cuando decides abstenerte, los efectos pueden ser negativos. La frustración sexual puede hacerte más irritable, aumentar tus niveles de ansiedad e incluso afectar tu autoestima.
Si eres hombre, aquí hay un dato interesante: la masturbación podría ayudarte a prevenir problemas serios en el futuro. Según un estudio de la Universidad de Harvard, eyacular al menos 21 veces al mes puede reducir en un 33% el riesgo de cáncer de próstata. Esto ocurre porque la eyaculación ayuda a eliminar carcinógenos que se acumulan en la próstata con el tiempo.
La falta de actividad sexual también puede acarrear problemas como la atrofia del pene, que ocurre cuando el tejido genital pierde elasticidad y tamaño a medida que pasan los años.
En las mujeres, la inactividad sexual también puede ser problemática. La falta de relaciones sexuales prolongada puede causar atrofia vaginal, una condición donde los tejidos vaginales se adelgazan, se vuelven más secos y pierden elasticidad, lo que puede generar incomodidad o dolor durante el sexo. Además, la ausencia de sexo puede elevar los niveles de estrés y afectar la lubricación natural del cuerpo.
Más allá de lo físico, el contacto sexual también juega un papel esencial en la salud mental. La ausencia de afecto y conexión sexual puede dar lugar a problemas emocionales, como ansiedad, estrés e incluso depresión.
La terapeuta sexual Sari Cooper resalta que es fundamental abordar el estrés antes de intentar recuperar el deseo sexual. Practicar actividades como el yoga, la meditación o escuchar música relajante puede mejorar tu estado emocional y facilitar una conexión íntima más profunda.
Si te encuentras en una relación y sientes que la intimidad ha disminuido, lo más importante es hablar abierta y sinceramente con tu pareja, sin culpas. Según Cooper, también es útil retomar aquellas actividades que solían despertar tus deseos eróticos, como bailar o escuchar música sensual.
Si la comunicación resulta difícil, buscar el apoyo de un terapeuta sexual puede ser una excelente opción para superar obstáculos y fortalecer la relación.
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