Para todos los chilangos, una torta de tamal con un champurrado es básico en la dieta mexicana, especialmente para los godínez; ya que la famosa “guajolota”, es una creación y un alimento digno de desayuno.
Al ser también un alimento muy nutritivo y delicioso, este manjar ayuda a los oficinistas a aguantar largas y estresantes jornadas de trabajo y es muy fácil conseguirlas en cualquier puesto de la esquina de la Ciudad de México.
Una teoría que circula, es que un grupo de electricistas de Tulancingo buscaba que comer durante la época de invierno, tras no encontrar algún restaurante disponible, decidió jugarse suerte en un puesto de comida.
La dueña ya no tenía mucha comida, así que quiso recompensar el poco menú que tenía y les ofreció una torta rellena de enchiladas, por lo que el trabajador y sus acompañantes bromearon diciendo que eso parecía un pavo o guajolote.
Luego de este hecho, la señora montó otro puesto en el que se empezaron a vender tortas de tamal; por lo que desde ese momento se quedó el famoso nombre de “guajolotas”.
Otra posible razón, se debe a su etimología, donde guajolota significa “huexolótl” que al traducirlo al español significa “gran monstruo”, haciendo referencia a que la guajolota es un platillo de inmensas proporciones y que está dedicado a hacer engordar.
Aunque nada está comprobado, no cabe duda que esa “garnacha” chilanga debuta por su gran sabor y la creatividad que tienen los mexicanos para combinar recetas. ¿Y tú cómo le llamas?
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