Con el gusto de siempre les saludo con Los Roxatips con Roxana Soler, en esta ocasión hablaremos de los detalles y los problemas más comunes en una relación ya sea de noviazgo o de matrimonio.
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Al contrario de lo que se suele pensar, los problemas más comunes en las relaciones de pareja no solo tienen que ver con las discusiones y los estallidos de ira. A veces, se manifiestan de una manera mucho más sutil y complicada de detectar, a través de hábitos que incluso pueden ser asumidos como algo natural, quedando normalizados.
Como el primer paso antes de poner solución a estas situaciones es reconocer los síntomas de que algo no va bien en la relación, en estas líneas encontrarás un resumen de los problemas en las relaciones de pareja que acostumbran a manifestarse de una manera más frecuente en las sesiones de terapia de pareja.
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Así pues, pasemos a ver cuáles son esos principales motivos por los que pueden surgir problemas en una relación de pareja:
Los celos pueden ser uno de los principales motivos de desconfianza y mala comunicación dentro de una relación de pareja, y en ocasiones incluso propician que no se respete la privacidad del otro, algo que sería grave incluso si no existiese un vínculo afectivo fuerte con esa persona.
Además, es muy frecuente que los celos solo sean experimentados por uno de los miembros de la pareja, algo que puede generar sensación de aislamiento y falta de intimidad en la relación, si bien cuando ambas personas son celosas la situación es aún peor.
Normalmente, los celos tienen que ver con los problemas de autoestima y con una serie de creencias disfuncionales acerca de cómo funcionan las relaciones de pareja, las cuales pueden generar otros problemas más allá de este.
Este problema tiene que ver con una fórmula de comunicación disfuncional, en la que una persona deja implícito que la otra tiene motivos para sentirse culpable, pero sin llegar a explicar del todo por qué.
De esta manera, ante la ambigüedad y falta de comunicación, la otra persona siente que efectivamente ha hecho algo mal, y se siente culpable sin saber muy bien qué es exactamente el comportamiento que debería corregir.
Además, como este estilo de gestión del conflicto evita tratar el tema de fondo que ha llevado a uno de los miembros de la pareja a estar enfadada, es fácil que nunca se creen las situaciones de comunicación necesarias para evitar que los conflictos sigan produciéndose.
Este es uno de los problemas más frecuentes en las relaciones de pareja, y puede adoptar diferentes formas. Por ejemplo, en ciertos casos, la falta de tiempo juntos puede consistir en los problemas de conciliación familiar y el exceso de responsabilidades.
Mientras que en otros se pasa mucho tiempo libre juntos, pero en estos ratos no hay una comunicación significativa y parece que la relación se estanca, como si produjese aburrimiento.
La sexualidad es otro de los focos importantes de problemas de pareja, y presenta varias particularidades que pueden hacer que ni siquiera se intente arreglar esta clase de malestar.
Por un lado, el sexo es frecuentemente un tema tabú, incluso entre quienes son pareja. Por el otro, existe el miedo a exponer las propias vulnerabilidades (o, al menos, aquello que es percibido como una vulnerabilidad de uno mismo) o a hacer que la otra persona se sienta mal.
Varios de los problemas más comunes relacionados con esto son la diferencia entre la libido de una persona y la libido de la otra, la falta de conocimiento sobre lo que le gusta al otro, y el miedo a decir lo que nos gusta a nosotros.
Las discordancias en cuanto a gustos y preferencias en las relaciones íntimas de esta clase pueden tener efectos más allá del dormitorio, expresándose incluso en momentos de conversación en público, en la manera de relacionarse con el otro en cualquier contexto, etc.
Las parejas que solo se centran en experimentar el aquí y el ahora suelen sufrir este tipo de problemas tarde o temprano. Se trata de la ausencia de un plan para vivir juntos a largo plazo, algo que genera incertidumbre y discusiones al ver que la otra persona daba por sentado un proyecto de vida que nosotros siempre hemos rechazado, a causa de no haberlo hablado antes.
Más allá del amor, los pequeños detalles de la convivencia en el día a día tienen una gran importancia. En este sentido, otro de los problemas de pareja más comunes son las discusiones sobre la asignación de tareas que tienen que ver con el mantenimiento del hogar o con la crianza y cuidado de los hijos, si es que se es padre o madre.
En las relaciones amorosas, puede darse la paradoja de que la expectativa de poder conocer a la otra persona de un modo que nadie más lo ha hecho nos lleve a asumir demasiadas cosas sobre lo que nuestra pareja siente, quiere o piensa.
No hay que olvidar que las relaciones de pareja existen porque existe un diálogo constante, y que si ese diálogo se interrumpe, la relación estará caminando sobre la nada.
Dedicar momentos a hablar y a aclarar malentendidos es primordial, y no hay que asustarse si en el proceso descubrimos que mucho de lo que creíamos sobre ese ser querido resulta ser falso; es natural y esperable que no podamos conocer a la perfección a otro ser humano, por mucho que lo queramos.
La idea de que se está desatendiendo la vida amorosa también es uno de los conflictos de pareja más habituales, y está vinculado a la desmotivación.
Sin embargo, esto no es tanto una causa de conflicto, como una consecuencia de que hay algo que subyace a esta desatención; es esa causa primaria la verdadera fuente de malestar sobre la que hay que intervenir, y su naturaleza puede variar mucho.
Hay que indagar en ello y ver qué se esconde bajo esa aparente indiferencia hacia el amante, el esposo o la esposa.
Muchas veces olvidamos que las relaciones de pareja que ya están consolidadas son, además de un vínculo amoroso, una relación de convivencia que se lleva a cabo en términos muy materiales: limpiar la casa, llevar al día la economía doméstica, cocinar, atender a los hijos (si los hay), etc.
En muchos casos, la pareja y el reparto de responsabilidades familiares son dos fenómenos indesligables.
Por eso, hay que tener claro que independientemente de la intensidad con la que se ame a alguien, si el reparto de actividades que tienen que ver con el cuidado de la casa o de los hijos no funciona, surgirán frecuentes conflictos de pareja.
Abordar el tema de manera directa y llevando a cabo un cálculo de las horas de trabajo doméstico que debe cubrir cada uno es la mejor solución.
Los malos tratos y todo lo que llevan asociados, como la violencia física y verbal, solo pueden ser considerados un problema de pareja en el sentido de que se producen en ese ámbito.
Sin embargo, a diferencia de los que hemos visto hasta ahora, en el caso del maltrato, el problema no son los daños producidos al vínculo amoroso en sí, sino los daños producidos en la víctima.
Por eso, cuando se da este fenómeno, el objetivo para solucionar la situación pasa necesariamente por terminar con la relación.
Ahora ya hemos visto un desglose de los problemas más comunes que afectan a la vida en común de matrimonios y personas que mantienen una relación de noviazgo, pero falta ver lo más importante: ¿Qué hacer al respecto para que el amor no se vea dañado por este desgaste? Veamos algunas ideas clave.
Es importante que, en un momento en el que no se está discutiendo, ambas personas involucradas en la relación se comprometan a seguir un protocolo de diálogo en los momentos en los que surge una discusión acalorada. Es decir, concretar un plan de acción cuando esto ocurra, una serie de acciones en cooperación que tenga como único objetivo crear un contexto de comunicación y crítica constructiva donde antes solo había reproches y acusaciones.
Por ejemplo, uno de estos protocolos puede ser, dejar pasar unos minutos para que se calmen los ánimos, y luego sentarse y respetar a rajatabla los turnos de palabra, expresándose de la manera más neutral posible y sin usar acusaciones.
No se trata solo de estar cerca del otro, sino de pasar tiempo de calidad juntos. Muchas veces, los problemas de comunicación se resuelven al involucrarnos en situaciones agradables en las que la intimidad facilita la expresión de emociones y de opiniones.
Esto es fundamental para resolver uno de los problemas más comunes en las relaciones amorosas de pareja: la discordancia entre las expectativas de uno y otro. Concretar qué es lo que esperamos de la relación y del otro, y qué es lo que uno mismo puede aportar, es necesario para crear planes de futuro que consoliden una relación a largo plazo.
Muchas veces, es demasiado difícil resolver los problemas de pareja sin contar con ayuda profesional. Asistir a sesiones de terapia de pareja, no solo supone contar con un espacio de comunicación honesta en el que es posible expresarse sin estar constantemente a la defensiva.
Además, los psicólogos que ofrecen este servicio especializado ayudan a desarrollar habilidades comunicativas y de gestión de las emociones muy útiles, y cuyo impacto se nota tanto en la vida amorosa como más allá de esta.
Seguro te has identificado con algún punto del que hemos platicado ¿verdad?, espero todos estos temas que hablamos sobre la relación de pareja sean de tu interés…te recuerdo que a través de nuestro Facebook Ke Buena todos los martes 8PM tenemos Tus Confidencias, así que no te lo pierdas.
¡Gracias por su lectura y les envío Besillos Cachichurris!
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