Pepe Aguilar compartió por medio de sus redes sociales una anécdota que le sucedió en los escenarios que sin duda jamás olvidará, más porque fue una caída que realmente es algo que nunca olvidas.
Sucedió en Madison Square Garden que es uno de los recintos más importantes de Estados Unidos.
Es normal que recordemos sólo algunas cosas que pasan en nuestra vida, pero hay experiencias que jamás olvidaremos ya que nos dejan marcados y en el momento un dolor, como le sucedió a Pepe.
“Hay una infinidad de anécdotas y quería platicarles de una en específico que tal vez algunos ya la conoce, otros es la primera vez que la escucharán, resulta que desde muy temprana edad mis padres me permitieron entrar al escenario y digo permitieron porque según yo les insistía que quería salir en el show como lo hacía mi hermano mayor y ellos lo permitieron”
Por eso debido a su temprana edad, sus papás Antonio Aguilar y Flor Silvestre decidieron que “Pepito” saliera en un poni amarrado a la silla para que no ocurriera ningún percance.
Así en muchas ocasiones salió amarrado al poni cantando algunas canciones y saludando a la gente, cosa que causaba ternura en el público, pero un día decidió no salir amarrado.
“Recuerdo que el Madison Square Garden, esto sí lo recuerdo con claridad, hasta el olor del lugar era muy especial como la madera. Ahí dije, estoy suficientemente grande como para estar amarrado arriba de un poni, además mi papá me va jalando así que no hay ningún problema, les dije a los muchachos que no me amarrarán”
“Empiezo a cantar a hacer lo mismo de siempre, mi padre me llevaba y en una de esas, el poni me hizo extraño y me caí justo en la arena, como a los 6 años de edad”
“No sé que pasó, cuantas que un flash acompañado de un globo que tronó al mismo tiempo hicieron que el poni, cosa rarísima nunca hacia nada, se asustará y yo sin saber montar caigo en las patas del poni y me pisa la oreja, me hace una pequeña cortada y empiezo a llorar”
“Mi papá cuando me ve llorando tampoco le importó que trajera el micrófono y empezó a consolarme, por un lado se oían chillidos del niño y otro lado los consuelos del padre y me cuentan que más de 10 personas estaban llorando en las butacas”
Así terminó de contar su experiencia de pequeñito cuando decidió no salir amarrado al pony y que lo dejó muy marcado.
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