Sin duda hay muchas personas que son muy distraídas y que aveces no se dan cuenta de lo que pasa al rededor, así le sucedió a una chica que se hizo viral al pasar un tremendo oso y todo por estar distraída.
Según la chica, cuenta que entro a una casa pensando que era un Cibercafe, se metió hasta la cocina e incluso comió en familia.
Su nivel de distracción es 100%, ya que ella platica que cuando estaba en la Universidad, necesitaba imprimir unos documentos para su tramite de la beca, así que acudió a un Cibercafe para hacerlo, pero que estuvo buscando por mucha tiempo, pero estaban cerrados y otros no contaban con impresora, siguió caminando hasta que encontró un local, bueno según un local.
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Lo curioso es que al asomarse este “local” contaba con una impresora y por ello decidió entrar al lugar.
“Seguí caminando y caminando hasta que encontré un ciber. Y eso pasó, encontré uno que la verdad sí se me hizo muy peculiar porque nada más tenía dos computadoras, pero dije: ‘Este no es el momento de estar de juzgona’ y me metí.
Así entró al lugar y saludó a un señor como si fueran amigos de tiempo, después se sentó enfrente de la compradora, la prendió y el pidió al hombre un mouse para usarla, mientras tanto él fue a buscarlo sin preguntarle nada y se lo dió.
Ella cuenta que la gente del lugar era muy amable, había un niño y se acerco a ella y le dijo que si quería un base de refresco, al aceptar la bebida sin duda pensó en que tenían un excelente servicio.
Todo iba bien, pero algo no cuadró cuando la familia le invitó un plato de pozole, ya que estaba a punto de comer, decidió terminar su trabajo y una vez que terminó de imprimir y hacer su trabajo, le pregunto al señor que cuanto dinero l e debía por lo que el le contestó que nada, que no era un Cibercafe sino una cada pero que como la habían visto muy entretenida y concentrada no quisieron interrumpir.
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Yo empecé a sentir la cara pero si bien caliente, le dije: ‘pero cómo que no es un ciber, señor, ¿por qué no me dijo?’ y dice: ‘no, muchacha, es que yo te vi muy concentrada y la verdad es que no te quise interrumpir’. A mí se me caía la cara de vergüenza.
Después del bochornoso momento, la chica decidió dejar 20 pesos y se fue de ahí con mucha vergüenza, aparte mencionó que si pudo conseguir la beca y hasta le regalaron una impresora para que no estuviera en casas ajenas.
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