Una de las experiencias más duras de la vida es perder a un ser querido, saber que no volverás a escucharlo, ni tocarlo, es un duelo que requiere de demasiado tiempo para superarse.
Pero cuando se pierde a una madre, es un tipo de dolor que no se podrá comparar con nada, ni se puede describir con palabras y para la gran mayoría de seres humanos, es una pérdida a la que nunca se está preparado.
Cuando la conexión es tan fuerte con la mamá, se comprende que no existe ninguna fórmula, ni otra persona mágica que nos quite la tristeza de su partida.
Una investigación estableció que el primer sentimiento que una persona experimenta cuando pierde a su madre es el aturdimiento, por la sencilla razón de que no puede creer lo que está pasando en ese momento.
La noticia puede causarle entumecimiento, el cual puede ser un motivo para que puedas atravesar todo el proceso del deceso, como el darles la noticia a los familiares, organizar el funeral, etcétera.
Cuando una persona pierde a su madre no podrán asimilar que esa persona que estuvo a su lado por tantos años, que fue quien lo cuidó, educó, alimentó y lo ayudó a crecer, ahora ya no pueda mirarle.
Ahí comenzará a presentarse una tristeza profunda, además, la desesperación y la soledad también le harán compañía y su único anhelo será verle de nuevo.
Nuestros padres son nuestra primera relación… Entonces, cuando uno de ellos muere, es como si nos quitaran un ancla
La conexión que una madre puede crear con su hijo es tan inmensa, que traspasa las barreras del tiempo y ese vínculo jamás se pierde. Por lo que, solamente quien ha perdido a su mamá sabe lo que es despedirse de su gran amor.