El estudio del espacio exterior ha intrigado a la humanidad desde el inicio de los tiempos, sin embargo ha sido en los últimos 60 años que se han podido dar saltos inimaginables en su exploración.
Fue el 17 de octubre del 2017 cuando el telescopio Pan-STARRS detectó un objeto desconocido proveniente de las afueras de nuestro Sistema Solar, ya que sus características no coinciden con nada visto con anterioridad.
Debido a sus rasgos particulares fue identificado como una estrella, recibiendo el nombre de Oumuamua que significa «explorador» en hawaiano, investigadores teorizaron varias ideas que pueden explicar su particular aspecto. De acuerdo a ellos se podría tratar de un cometa helado, una simple roca e incluso de un asteroide proveniente de una estrella de fisión con millones de años de antigüedad, pero para Abraham Loeb y Shamuel Bialy no es así.
En un artículo escrito por ambos investigadores y publicado en la prestigiosa revista Astrophysical Journal, confirman su movimiento es irregular y parece más bien que es empujado desde atrás por algo debido a que las velocidades que ha alcanzado no corresponden a otros vistos con anterioridad, además la ausencia de una cola como el resto de otros cometas pone en entredicho su identidad.
Para los expertos se trata de un cuerpo único de hasta un milímetro de espesor, hasta un kilómetro de largo lo suficientemente ligero para que únicamente la luz solar lo impulse fuera de nuestro sistema solar.
Aunque la comunidad científica internacional han refutado esta hipótesis, para Loeb es poco probable asegurar que estamos solos en el Universo y que no dejará de respaldarla si nadie le comprueba lo contrario.