Este peculiar can surgió en la prehistoria y fue un animal muy difícil de domesticar.
Su proceso de conservación de la especie ha estado presente desde 1990 el cuál involucró muchos cruces para su rescate cultural.
En algunas excavaciones en Teotihuacan encontraron restos de algunos ejemplares en el templo de Quetzalcóatl y la Pirámide de la Luna.
Como era común estos se encontraban en las ofrendas, su reflejo era de carácter social y espiritual.
Se trata de un can ágil y fuerte, su altura llega a ser entre los 62 y 75 centímetros, comúnmente son negros, aunque también hay ejemplares plateados.
También es muy leal,tranquilo y tolerante. su compañía es perfecta no solo para los adultos sino para los niños aunque es reservado con los extraños.
Así que si no lo conocías, este bello peludo es el tercer perro mexicano, después del Xoloitzcuintle y el Chihuahua.
No queda duda de que es un belleza, que con mucha ayuda se ha podido preservar y es gran parte de la historia de México.