Esto lo hará a través de una rigurosa investigación y análisis en las rocas de un antiguo lago y un delta, los cuales son dos accidentes geográficos que se cree, podrían haber conservado signos de los organismos que habitaron el planeta rojo.
La NASA debatió durante cinco años sobre el mejor lugar para aterrizar su nave, la cual será lanzada en julio de 2020.
Tras estudiar más de sesenta posibles lugares, la NASA recientemente anunció que su nave se dirigirá a un cráter llamado Jezero, el cual mide aproximadamente 45 kilómetros de diámetro. En dicho cráter se recogerán las muestras de rocas y suelo.
El científico Ken Farley declaró que Jezero es el antiguo hogar de un río, por lo que es posible que se hayan conservado moléculas orgánicas y microbios.
Además de esto, el antiguo lago de 250 metros de profundidad tiene cinco tipos de rocas diferentes que bien pueden conservar señales de antiguos organismos que pueden ofrecer información que revele la evolución volcánica en Marte.
Según el mismo Ken Farley, el objetivo de esto es averiguar cómo era el ambiente en el planeta rojo, para después entender el tipo de vida que pudo haberlo habitado.
Estudios anteriores aplicados en Marte han revelado que no siempre fue un desierto, sino que antes fue un planeta que tuvo una gran actividad volcánica y que llegó a albergar agua líquida en la superficie, por lo que podría haber tenido una atmósfera apta para albergar vida.