Se trata de un insecto, nativo de Nueva Zelanda, puede llegar a soportar la congelación de sus tejidos hasta un 80% sin sufrir ningún daño y cuando vuelve la primavera, estos se descongelan y el insecto vuelve a sus actividades diarias sin ningún problema.
Esto se logra dado que entran en un estado de hibernación, llamado criptobiosis, que se utiliza para sobrevivir dispersando sus signos vitales y evitan que se rompa a unión de sus células y de sus tejidos.
Esos insectos conforme van envejeciendo llegan a soportar temperaturas de hasta -10 grados, lo que lo vuelve el animal más grande con la capacidad de hacer esto.
Increíble, ¿No?