Adamo Boari fue el arquitecto encargado por el mismísimo Porfirio Díaz, de reemplazar lo que era el Teatro Nacional, para convertirse en lo que hoy es Palacio de Bellas Artes. Fue el 1 de octubre de 1904 cuando comenzó la construcción de tan maravillosa obra arquitectónica, pero Adamo no se encontraba solo en esta enmienda.
Aida, la mascota del arquitecto Boari, era una perrita de raza Setter que de inmediato se ganó el corazón de todos los trabajadores en la obra, por lo que su partida antes de que concluyera la obra entristeció a todos en el lugar.
Fue tanta la adoración de Adamo por su mascota “Aida”, que decidió encargarle a su compatriota Beno Gianetti Fiorenzo , que realizara una escultura en forma del animal, para colocar en la fachada del edificio, junto a otras máscaras y guirnaldas creadas por el escultor.
Desgraciadamente Adamo Boari no alcanzo a ver la monumental obra terminada, el estallido de la Revolución lo obligo a abandonar nuestro país, y regreso a su país de origen (Italia) seis años antes de que su mayor obra fuera inaugurada.
Fue así como el rostro de la perrita “Aida” quedo plasmado en una de las puertas secundarias del Palacio, junto a sus imponentes muros, adornados con murales de grandes artistas como lo fueron Diego Rivera, José Clemente Orozco, David Alfaros Siqueiros entre otros.
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