Cuando alguien estornudaba se pedía a Dios que aparte el peligro. Con el paso del tiempo se acortaría a Jesús o salud. Según se cuenta, la historia, tras el estornudo comenzó a utilizarse en África en el siglo VI, con motivo de la aparición de una epidemia. También se cuenta que fueron los árabes los que propagaron por el mundo la costumbre de invocar a la divinidad.