Según contó el mago, todo ocurrió mientras dormía, pues al despertar, sintió un dolor inusual en uno de sus brazos, donde encontró una pequeña ampolla a la cual no le tomó mucha importancia.
Con el pasar de los días, el dolor se intensificó y la herida comenzó a pasar del enrojecimiento a una mancha negra: “Fue entonces cuando me preocupé y fue al hospital y de ahí no me dejaron salir ya que el infectólogo identificó la lesión como la picadura de una araña”, comentó a un medio de comunicación.
Después de un par de días de recibir una bomba de antibióticos, el Mago Frank regresó a casa y la fumigó de inmediato: “Después de que fumigamos, encontré muerta a la araña y la identifiqué por fotos del internet como una Reclusa parda. Si no hubiera ido al hospital la mancha negra habría crecido hasta llegar a los huesos”, finalizó.
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