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La vitamina A de la sandía ayuda al crecimiento de los tejidos del cuerpo, dando así un aspecto fresco e hidratado a la piel.
El licopeno que se encuentra en la sandía “mejora las funciones cardiacas”. Además, “la vitamina C, el carotenoides y el potasio ayudan a reducir el colesterol y a mantener tu corazón a salvo de muchos problemas.”
Comer sandía, debido a la gran cantidad de agua que contiene, aumenta el flujo de orina, lo que mejora la actividad de los riñones.
La vitamina A de la sandía puede ayudar a “proteger contra la degeneración macular relacionada con la edad, así como a prevenir la ceguera nocturna”
La sandía contiene licopeno y potasio, que hacen que los huesos y las articulaciones estén más fuertes, ayudando así a reducir el riesgo de lesiones o deterioro de los huesos.
Hacer ejercicio y tener una dieta saludable son dos cosas esenciales para reducir la presión arterial. Pero según Organic Facts la cantidad de potasio y magnesio presente en la sandía también ayuda en gran medida a reducirla.
El Dr. Joseph Mercola cita un estudio en el que los sujetos que bebían “jugo de sandía antes de sus entrenamientos dejaban de sentir dolor muscular 24 horas antes que aquellos que no lo bebían”. Pero, debido a la alta fructosa contenida en el zumo de sandía, el Dr. Joseph Mercola también afirma que “es mejor comer la fruta entera”.
Los expertos de Medical News Today afirman que la sandía es una gran fuente de vitamina C, que ayuda a reducir “los riesgos de desarrollar asma”. Y, para aquellos que ya lo sufren, los nutrientes contenidos de esta fruta pueden ayudar a mejorar la salud de su pulmón.
Obviamente comer sandía no cura el cáncer de próstata, pero contiene nutrientes que ayudan a combatirlo. Como afirman en Live Science: “Las sandías pueden llegar a ser muy buenas para reducir el riesgo de cáncer gracias a sus propiedades antioxidantes”. “El licopeno en particular, se ha relacionado con la reducción del cáncer de próstata”