Jolene de pronto vio cómo su juguete favorito cobraba vida y crecía al tamaño de su dueño. Cuando ella jugaba con su peluche, su amigo disfrazado entró y ella se quedó paralizada.
La perrita se acercó, lo reconoció y se volvió loca de la felicidad. Jolene daba saltos de un lado a otro mientras el gran juguete se enroscaba en el suelo.
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