Y es que totalmente en vivo una figura, aparentemente de cartón, cobra vida por sí sola y hasta se da el lujo de cerrar un ojo mientras la cámara apunta directamente a su rostro. Los ingenieros se dieron cuenta hasta que checaron el vídeo grabado.
Los de la producción aseguran que se sienten acompañados por entes y aseguran que hasta huele a muerto y podrido.
¡Qué miedo!