En la época prehispánica, los festivales para honrar a los muertos eran presididos por Mictecacíhuatl (señora de las personas muertas en la lengua Náhuatl). Esta celebración se hacia durante el noveno y décimo mes del calendario solar Mexica. El noveno mes se dedicaba a los muertitos y el décimo a los muertos grandes.
Los antiguos pueblos mesoamericanos creían que, dependiendo del tipo de muerte que tenía el ser humano, así sería el viaje de su alma al inframundo.
Paraíso de Tláloc (dios de la lluvia): Aquí llegaban aquellos que habían muerto por situaciones relacionadas con agua.
Paraíso del sol. En el que se encontraba Huitzilopochtli (dios de la guerra): Este lugar recibía a los muertos en combate, prisioneros sacrificados y mujeres que morían en el parto.
El Mictlán o lugar de los muertos. Aquí llegaban todos los que habían muerto por causas naturales.
Cuando llegó la religión católica, se empezó la celebración europea del Día de todos los Santos, que conmemoraba la muerte de la naturaleza honrando a las almas. Estas costumbres se combinaron y es lo que hoy conocemos como Día de Muertos.