Si bien no puedes cambiar tu genética, lo que sí puedes hacer es introducir ciertos hábitos a tu vida para cuidar tu imagen.
Mascar chicle entre horas. Una investigación del Instituto de Ciencias Psicológicas de la Universidad de Leeds (Reino Unido) concluyó que masticar chicle tiene efectos positivos en la regulación del apetito, ya que evita que comamos por aburrimiento.
Beber un vaso de agua antes de comer. Al llenar el estómago, comemos menos. Y es mejor si el agua es fría, porque así provoca la contracción del estómago y hace que tengamos menos hambre.
Desayunar bien. No desayunar es el peor error de quienes quieren perder peso. ´Al llegar a la siguiente comida estamos hambrientos y comemos más.
Comer en platos pequeños. El simple hecho de ver un plato pequeño rebosante nos sacia más que ver uno grande a medias, aunque la cantidad de comida sea la misma.
Masticar mucho cada bocado. Si se a comido muy rápido y no masticamos bien, vamos a comer de manera excesiva, lo que evidentemente hace subir de peso.
Comer sin ver televisión. Tener el televisor encendido nos hace comer más y peor, ya que solo comemos de forma mecánica sin darnos cuenta de que ya estamos llenos, y peor, porque la publicidad nos hace elegir alimentos poco sanos.
Comenzar el día con un baño de agua fresca. Se trata de un hábito muy sano. El agua fría estimula las terminaciones nerviosas y nos ayuda a comenzar el día con energía, además, activa la termogénesis, que es la capacidad del organismo para generar calor, lo que facilita la pérdida de peso