Amante de la luz natural y de las tomas abiertas, Lubezki, de 50 años, tenía frente a sí un proyecto que transcurre sobre todo en espacios cerrados y que Inárritu buscaba rodar como si se tratara de un sólo plano secuencia, es decir, sin cortes.
Pero Lubezki aceptó el "experimento", como ambos lo han llamado, y le fue bien: el director de fotografía mexicano se llevó el Oscar después de haber ganado el año pasado por primera vez la estatuilla dorada por la cinematografía de "Gravity".
"Era en su mayor parte una película de estudio, y yo no quería trabajar en estudio. Era una comedia, y no quería hacer una comedia. Era una película que él quería hacer en tomas muy largas, probablemente en una sola toma, y después de Gravityyo no quería volver a pasar por eso, quizás nunca más", dijo Lubezki.