La premisa nace a raíz del nivel educativo que tiene la mujer; mientras éste sea mayor, sus posibilidades de ingerir alcohol es también más grande. Y es que, generalmente las mujeres universitarias suelen tener familia no en los veintes y gozan de mayor vida social, lo que las lleva a estar más cerca de bebidas embriagantes; hasta 70 %.
Cabe mencionar que retrasar la vida familiar está resultando no tan favorable porque el consumo de alcohol, ya que provoca mayor riesgo de problemas de salud como cáncer o hasta problemas psíquicos en las mujeres.
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