Amor propio: el primer paso es simple: ¡Acéptate como eres! Sí, estoy de acuerdo que es más fácil decirlo que hacerlo, pero una vez que lo logres, habrás pasado la mitad de la carrera. Visualízate como un organismo complejo y maravilloso, compuesto de miles y miles de pequeños granos de arena, que son indispensables para formar el increíble ser que eres.
Descubre tus pasiones: la pasión es el fuego que nos mueve y nos otorga la energía para seguir de frente y este elemento tiene su casa en el corazón y no en la mente. Por eso es importante que te des la oportunidad de realizar aquello que te hace feliz y si todavía no sabes qué es, ¡mejor! Así podrás descubrir qué es lo que te hace sentir viva, radiante.
Dile adiós al miedo: sí, ser un imán del amor implica arriesgarnos a que lastimen nuestro corazón, pero eso es inevitable. ¿Crees que es mejor vivir con miedo y nunca experimentar el poder del amor?
Aprecia el amor que te rodea: ¿esperas el amor romántico y sigue sin llegar? No te desesperes y por favor, no te obsesiones. Si transformas tu enfoque en algo lineal, serás incapaz de apreciar el amor se encuentra a tu alrededor.