1.- Balance energético inexistente. Este factor radica en una ecuación más sencilla de lo que se cree. Encontrar el balance energético consiste en consumir solo la energía que se planea gastar. De esta manera, y de acuerdo con el U.S. Department of Health & Human Services, si los dos parámetros se encuentran en un mismo nivel, el peso se mantendrá en equilibrio. Si consume excesivas raciones de alimento y su actividad física es poca o nula, invariablemente todo desencadenará en el aumento de peso.
2.- Poca actividad física. La falta de ejercicio es otro de los factores que han llevado a la población a ganar peso. Paulatinamente las personas han incrementado el tiempo que pasan frente al televisor y la computadora, ya sea por tareas escolares, porque el trabajo así lo requiere o por simple entretenimiento, y lo que es aún más grave: lo hacen acompañados de comida chatarra, calorías que de ninguna forma serán utilizadas.
3.- Medio ambiente. Las condiciones que ofrece el lugar donde se habita no siempre son las propicias para que un ciudadano promedio haga frente a la obesidad. Esto se debe a distintos factores que van desde los horarios de trabajo irregulares, falta de tiempo para establecer una rutina de ejercicio, hasta el alto costo de los alimentos saludables.
4.- Seguridad. Desde la falta de aceras en los vecindarios hasta la inseguridad que se vive en las ciudades, en su conjunto crean un ambiente poco favorecedor para que las personas puedan ejercitarse en espacios públicos.
5.- Carga genética. De acuerdo con el National Heart, Lung and Blood Institute, las causas de la obesidad también obedecen a los antecedentes familiares. Dicha afirmación se basa en estudios realizados con gemelos idénticos que se criaron en hogares distintos donde se demostró que los genes tienen influencia trascendental en el peso de una persona. Es así que las probabilidades de tener sobrepeso son mayores si uno de sus padres o ambos lo padecen, situación que es alentada por las costumbres heredadas con la convivencia diaria.
6.- Tradición alimentaria. Además del comportamiento casi programado respecto a lo que se come, los bajos precios de la comida de barrio facilitan al consumidor el acceso a productos de origen animal, ricos en grasas y carbohidratos. La ingesta de estos impide que la persona mantenga una alimentación balanceada, ya que la necesidad primaria de alimentarse queda cubierta sin reparar en si lo ingerido repercutirá de forma negativa en su salud o no.