Un grupo de rateros rumanos le colocaron botas de goma a dos vacas que habían robado del pueblo de Hirova, con el fin de que la policía no pudiera seguir el rastro de sus huellas, pero lo único malo, es que fueron delatados por un cerdo.
“Cuando me desperté en la mañana para alimentar a mis animales éstos habían desaparecido” dijo la dueña, que inmediatamente llamo a la policía; además añadió: “Sólo había marcas de botas afuera, pero observé detenidamente y hallé algunas huellas de cerdo”.
La policía rastreó las 14 pisadas a lo largo de 30 kilómetros y arrestó a los tres delincuentes por robo.