Según los estatutos de la FIFA, que regulan el Mundial de Fútbol: "Está prohibida la discriminación de cualquier país, individuo o grupo de personas.
Vocablos que se gritan al portero y otras palabras similares fueron consideradas por los miembros de la oficina antidiscriminación como ofensas en contra de los jugadores del país africano.
Un mes antes de que se iniciara el torneo, el jefe de la oficina de antiracismo de la FIFA, Jeffrey Webb, había solicitado a los delegados en los partidos del Mundial de Brasil que expulsaran a los equipos del torneo si sus hinchas cometían actos de racismo.
En esa misma declaración, Webb anunció que habría cero tolerancia con este tipo de hechos "fuera y dentro de la cancha".
Además, el código disciplinario de la FIFA, aunque contempla la expulsión, primero tiene en cuentra otro tipo de castigos como las sanciones económicas.
Sin embargo, muchos directivos piensan que las sanciones económicas no ayudan con el empeño de acabar con el racismo.
Así que en teoría solo quedan dos caminos: el no acceso de hinchas mexicanos al próximo partido que jugará su selección frente Croacia el lunes de la semana entrante, o que la proeza ante los anfitriones haya sido el último partido de México en el Mundial.