Luego de una noche con amigos en un pub, Lawrence fue desafiado a pasar su lengua por cada catedral en suelo inglés. Si lo lograba, su amigo Adam debería correr desnudo por las calles de York. Pero si no conseguía la extraña prueba, el que debería pasearse sin ropas por el pueblo, sería él.
Así fue que entre pintas de cerveza estrecharon sus manos, y comenzó el desafío. Lawrence empacó algo de ropa en su mochila y emprendió el viaje. Para documentar la experiencia, el joven se toma fotos lamiendo las paredes y columnas de los templos, las cuales son subidas a un blog.
Hasta el momento, la cuenta de iglesias lamidas llega a 42 y según cuenta el propio Edmonds, para cumplir la loca apuesta, todavía le falta pasar su lengua por otras 20 catedrales. ¿Lo logrará?
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