Apasionado por los deportes, la actividad física y la vida sana, Drew Manning, un joven con un cuerpo envidiable, decidió experimentar en carne propia lo que es comer comida chatarra, grasas y bebidas azucaradas para engordar sentir lo que es ser obeso.
Cuando comenzó con la idea, Drew pesaba unos 87 kilos. Luego de cinco meses de no hacer ejercicio y comer toda clase de porquerías, ya había alcanzado los 120 kgs.
Con problemas para caber en asientos, ingresar a lugares públicos y cosas tan simples como atarse los cordones de las zapatillas, sumado a la baja autoestima por verse mal, sentirse discriminado y el comienzo del deterioro de su salud, Drew ya está planeado los seis siguientes meses de su experimento: volver a ser flaco y musculoso. ¿Lo logrará?