En la televisión con sus películas, en coloquios, en un sello conmemorativo, en muestras fotográficas, en un baile masivo y hasta en el metro con la difusión en continuo de audios de su voz: estos días Cantinflas estará por doquier en un sinfín de propuestas culturales.
Su familia, dividida por una larga disputa por los derechos de explotación de su extensa filmografía, también anunció homenajes en España y Panamá, donde serán develadas sendas estatuas del artista.
Su consagración la obtuvo en América Latina. Allí, su personaje de hablar rebuscado y enredado, que viste prendas estrechas, pantalón caído, un particular sombrero y un pañuelo rojo al hombro, fue por más de cinco décadas sinónimo de risa, humor y ternura.
Moreno, que murió en 1993 a los 81 años de un cáncer de pulmón, nació en Ciudad de México el 12 de agosto de 1911 en el seno de una familia de 11 hermanos. Se inició en el espectáculo en los años 1930, personificando en las carpas ambulantes montadas en los barrios populares al mexicano común y corriente que se las ingenia para subsistir a pesar de las dificultades.
Para muchos, todos los mexicanos tienen algo de Cantinflas. “Si hay alguien a quien se identifica como el mexicano típico es a Cantinflas“, señaló recientemente el ex canciller mexicano y académico de izquierda, Jorge Castañeda en su libro “México, Mañana o Pasado”.