Sin embargo la teoría resultó inexacta. La dueña del gato, con el pelo del mismo color, se presentó a reclamar al animal. Natasha Gregory, de 22 años, explicó que su gata, Oi! Kitty, fue teñida por ella con el máximo cuidado. Aseguró que la tintura utilizada no es dañina para humanos o animales. Sin embargo, la veterinaria Penny Gillespie explicó con sorpresa que su tintura es tan profunda y brillante que prácticamente "brilla en la oscuridad".