Este espectáculo reunió a unas seis mil personas, que fueron una mezcolanza de fans, entre los que predominaron los seguidores de Los Tigres, con inmigrantes de todas las nacionalidades. "Es momento de unir nuestras voces y poner el grito en el cielo, y que llegue adonde se tenga que llegar", sentenció el líder de los Jefes de jefes para rematar con "¡Viva México! y abajo la impunidad", y dar paso al tema Somos más que americanos.
La actuación de Los Tigres fue de hora y media, después de que Los Lobos lo hicieron por 45 minutos en este prestigioso. La actuación de Los Tigres se convirtió en apresurado concierto de complacencias, pues mediante papelitos los asistentes de la primera fila solicitaron sus canciones favoritas, las cuales interpretó la banda casi sin descanso, lo cual fue celebrado por el público. En el escenario, Eduardo Hernández, uno de los integrantes de Los Tigres, llamó la atención pues llevaba una férula en el brazo izquierdo. Jorge explicó que se había fracturado el codo y que el médico le recomendó estar cinco semanas en reposo, "pero (Eduardo) decidió venir a estar con ustedes", dijo el líder de la agrupación, lo cual provocó gritos y aplausos. La banda tocó más allá del tiempo previsto, para satisfacción de sus seguidores. Los temas iban uno tras otro.
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