Un guarda de tránsito australiano le puso una multa a un perro que estaba mal estacionado.
Ray McEvoy, testigo de la escena, explicó que no podía creer lo que estaba viendo. "Una señora de edad entró al shopping y antes ató al perro a la reja y le dejó un recipiente con agua. Al rato dos inspectores se acercaron y para mi asombro le hicieron una boleta y se la pegaron a la correa".
El vocero de la municipalidad, Grant Fenton, explicó que la decisión de los inspectores fue acertadas porque "usted no puede simplemente atar un animal e irse".