Una joven punk vestida de cuero y con seis piercings es la nueva ministra de la Iglesia de Inglaterra.
"Creo que me hace más accesible. La iglesia puede ser un poco acartonada y para mí es importante mantenerme auténtica y no ser otro vicario engreído de clase media", sostuvo. La mujer había sido misionera del Redcliffe Christian College antes de encarar su verdadera vocación y transformarse en una vicaria.
Actualmente ayuda a los parroquianos con sus problemas y al rector de Dursley con su tarea cotidiana. "Sigo caminando por la calle con mis botas de motoquero, mis hot pants y mi collar de perro y la gente me mira. Pero no tiene que ser difícil. Simplemente así soy yo", explicó.