Lai Yingying se reconoció "adicto al juego" y accedió a que su mujer le pusiera unas pesadas botas de metal para no ir a la casa de sus amigos a jugar póker.
"Nos llevo más de media hora ponerme los zapatos usando pernos y tornillos especiales", explicó este hombre oriundo de Xiamen, China.
"Ya ni siquiera intento salir por las noches", agregó.