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«El Buki» causa euforía en su show

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El intérprete del famoso tema Si no te hubieras ido convocó a 55 mil fanáticos en la elipse del Parque O’Higgins de la capital chilena, repitiendo el mismo descomunal éxito que ya había cosechado en el Festival de Viña del Mar, en Sierra Gorda y Concepción.

Los problemas partieron antes del inicio del show, cuando unas dos mil personas (especialmente mujeres) saltaron rejas y barreras de contención e invadieron el sector preferencial, donde los asistentes habían pagado altos precios por estar más cerca del ex Bukis.

Nada pudieron hacer los 500 guardias privados y 100 policías uniformados que vigilaban la seguridad, ante la euforia desatada.

De acuerdo al diario «Las Ultimas Noticias» de Santiago, se sucedieron escenas surrealistas como obesas mujeres escalando barreras, niñitas llorando en el suelo porque habían sido pisoteadas, guardias tratando de esquivar manotazos y muchas mujeres llorando de impotencia y susto al perder sus butacas numeradas.

La versión indica que, en total, hubo 120 personas que sufrieron desmayos, lesiones, fracturas expuestas, esguinces, aplastamientos, accidentes vasculares y crisis de pánico. También se consigna el caso de un niño con peligro de amputación en un dedo.

Los ánimos vinieron a calmarse cuando apareció el grupo telonero, los argentinos Los Nocheros.

Posteriormente hizo su ingreso Solís, siendo recibido con miles de pancartas y gritos de pasión. El show duró unas dos horas, lapso en que contó con un potente coro compuesto por miles de gargantas.

Tras desplegar lo mejor de su repertorio, tomó una bandera chilena y se despidió: «Estoy muy agradecido por lo que me han dado. Lo único que puedo decirles, es gracias por lo que me han dado».

De acuerdo al rotativo, para evadir el gentío que se acercaba para pedirle un saludo, Solís no abordó el Mercedes Benz en que había llegado y se subió a una ambulancia instalada afuera de los camarines.

Mientras por altavoces se pedía permiso para sacar un vehículo de emergencia, el músico se iba en medio de los sonidos de la baliza. Así llegó, sano y salvo, a su hotel.

Desde que arribó el cantante, los medios locales no han dejado de sorprenderse por la verdadera devoción que se le ha brindado en todas las ciudades chilenas, protagonizando una situación que no se veía en muchos años.

El fanatismo provocado ha hecho comentar que el público local lo ve como un semidios. Incluso, sus seguidoras le piden bendiciones para sus hijos. En estos días, el comentario obligado en el país es que Solís es un verdadero «fenómeno social» y que debería ser materia de estudio para los sociólogos.

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